viernes, 13 de agosto de 2010

LA CEBOLLA, INDISPENSABLE EN LA COCINA, EN UN BOTIQUÍN Y HASTA EN UN TOCADOR

Son muchos los alimentos que tienen propiedades alimenticias, curativas y hasta estéticas, pero pese a ello no se consumen. La cebolla es uno de esos alimentos que se ven a diario en la cocina, pero que muchos evitan su consumo.

La cebolla debería ser indispensable a la hora de comer, ésta es rica en vitaminas como A, B, C y E, ayuda a combatir la diabetes, estimula el apetito y regula las funciones del estómago.

La cebolla es de esos vegetales que a una mamá nunca le falta en la cocina. Un “hogado” no es lo mismo si le falta la cebolla, bien sea de huevo o de rama; muchas ensaladas que a diario se consumen tienen cebolla, por ejemplo la de repollo picado con cilantro, tomate y cebolla e inclusive el guiso para las empanadas tiene cebolla. En fin su uso es diverso, como dicen por ahí “la encontramos hasta en la sopa”.

Si una persona tiene un resfriado, puede hacer un jugo de cebolla, con zumo de limón y unas cuantas cucharadas de miel, pone la mezcla a hervir unos minutos, se lo toma y al otro día se sentirá en perfectas condiciones, además si la persona sufre de estreñimiento ésta también le ayuda.

La mayoría de personas son vanidosas, les gusta tener la piel sana, el cabello lindo y una salud perfecta; pues bien, si se extrae el jugo de la cebolla cruda y se aplica sobre el rostro, masajeándolo hasta que éste lo absorba, esto ayuda a que el rostro se embellezca, limpia y desinfecta el cutis.

Para lucir un cabello brillante, largo y sano, le puede agregar al champú unos trozos de cebolla, se deja fermentar por quince días y luego se lava el cabello común y corriente con el champú, no se preocupe por el olor; una vez que seque el cabello éste desaparece.

La cebolla estimula algunas funciones orgánicas, regula el ciclo menstrual, reduce los niveles de colesterol y triglicéridos, combate las infecciones, retrasa la vejez, refuerza las defensas, favorece el crecimiento, elimina verrugas, elimina en un 20% la osteoporosis. Estas son solo algunas de las propiedades que posee la cebolla, es un ingrediente que no puede faltar en la cocina, en nuestro botiquín ni en nuestro tocador.

A muchas personas les desagrada la cebolla por su olor, aunque éste no debería ser un inconveniente para consumirla puesto que sus beneficios son mas productivos, si lo que preocupa es quedar con mal aliento después de ingerir la cebolla es simple, se lavan bien los dientes y usan enjuagues bucales esto eliminaría el mal olor.

No se pueden privar de sus propiedades solo por el hecho de su olor fuerte o porque es fastidioso a la hora de manipularla, todo eso es pasajero pero sus componentes curativos perduran por toda la vida; si quieren una piel, cabello y vida saludable el consumo de la cebolla debería ser frecuente.

LA MAGIA DEL LIBRO CAFÉ

Era uno de esos días primaverales, el sol brillaba como nunca, me senté en la banca del parque que queda justo al frente de mi casa, las flores tenían sus colores vivos, el viento soplaba tenue, los pajaritos acompañaban mi estadía allí con hermosos cánticos entonados por ellos. Me senté en aquella banca un poco fría pues aun el sol no la calentaba, saque de mi bolso aquel librito café, lleno de poemas de amor que me hacen extasiar.
Recuerdo aquel poemilla que describe ese ser excelso, ese hombre soñado, un joven, alto, ojos color miel, cejas gruesas que se juntan en el seño de su frente, su cabello rizado y sus labios carmesí, sus brazos gruesos, sus manos largas y delicadas con las cuales toca las melodías mas dulces que pueden salir de un hermoso piano de cola, sus piernas, ni que decir de sus piernas, son largas y firmes como el marfil y como si fuera poco esa sonrisa que acompaña sus labios hace completa su belleza.
Al dejarme deleitar por esas palabras llenas de poesía de aquel librito café solo atiné a suspirar y mi imaginación viajera comenzó a recorrer lugares que solo conocía en mi imaginación y de repente un sueño invadió mi ser y me quedé dormida. Soñar Comencé a soñar con aquel hombre, de pronto se me aparece justo en frente, abro mis ojos sentí como una luz atravesaba mi pupila, él estaba justo ahí delante de mí, vi su sonrisa encantadora, se me acercó y me saludo, yo tímidamente emocionada le sonreí, se sienta junto a mi y parecía como si mi corazón no quisiera estar mas en mi pecho. Comenzamos a hablar, su voz dulce y sus palabras sencillas penetraban mis sentidos y la danza de las mariposas comenzaba a florecer dentro de mi, centré toda mi atención solo en él y en esas bellas palabras llenas de poesía que el solo sabe decir, cada que habla mi corazón se acelera, mis manos me sudan y mis piernas me tiemblan y justo en el momento en el que él se acerca para besarme, mi mama llega y me dice con su vocecita mandona. — ¡Sara para la casa!

Aquel viejo reloj

Esa mañana en la que regrese a la casa de mis abuelos después de que fallecieran, abrí la puerta y entre, se sentía vacía pero aún conservaba ese olor a jazmín, la flor preferida de mi abuela; todo estaba en silencio y lo único que se escuchaba era ese sonido de aquel viejo reloj que por cierto era una reliquia familiar.

Sin dar espera entré y me acerqué al comedor y lo primero que pude observar fue la reliquia familiar, el abandonado reloj, parecía que mi abuelo aún le diera cuerda pues funcionaba perfectamente, el tic tac, tic tac, se escuchaba igual de fuerte y vigoroso como años atrás; recuerdo que mi abuelo giraba la corona una y otra vez para que éste funcionara.

Luego de echar un vistazo me senté en la misma silla que me sentaba cuando niña y en compañía del sonido del reloj comencé a recordar momentos maravillosos vividos con mis abuelos. Evoqué que cuando niña siempre me sentaba justo en frente del reloj para hacer mis tareas, lo miraba constantemente esperando la hora exacta para poderme ir a jugar pero siempre me quedaba dormida. Mientras recordaba aquellos momentos miré fijamente el reloj, me concentré en ese péndulo que se meneaba de un lado al otro, las manecillas se movían tan rápido y ese tic tac, tic tac constante hicieron que me quedara dormida como cuando era pequeña.